Serie: "...cuando la historia la cuentan los que ganan..."


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LAS HISTORIAS DE LA HISTORIA

La versión completa de “...cuando la historia la cuentan los que ganan...”,   muestra  de Adrián Del Grosso,  de entrada nos pone en alerta. La singular mirada crítica del artista al cuestionar  el relato de los acontecimientos en torno a los cuales se contaba  la historia.
Las imágenes del pasado no escapan a este concepto, es decir, el arte en función de  grupos dominantes. La relectura de esta noción es lo que con ironía  nos plantea el artista, con virtuosismo ejemplar.
Elige una técnica  de reproducción -anclada en la historia-  la del grabado sobre metal y el procedimiento moderno del fotograbado. Requiere y exige oficio y trabajo.   
Las obras aluden –una de las notas de la producción actual, citación, apropiación- a otras obras ya canónicas, de la historia de la pintura, aquellas realizadas  al servicio y  exaltación de la tradición.
Sin embargo, Del Grosso, a partir de tales citas,  re-significa las mismas en un doble juego: la traducción del color en pasajes de valor monocromático, desde ya, no absolutamente
literal, y  la sustitución de la figura principal por otras, estereotipadas, las de los súper héroes de las series de ficción del cine, la televisión y la imaginería proveniente del comic, es decir, por el repertorio icónico de la cultura de masas, de la década de los sesenta, que lo cautivaron en su infancia.  A veces, las interviene, o agrega  otros elementos con la intención de dotarlas  de mayor fuerza  expresiva y de nuevos  sentidos, en una perfecta interacción perceptiva figura-fondo. La obra conjuga un “enfriamiento” tanto cromático como aurático. 
Los recuerdos infantiles de Batman -combatiente valeroso contra las fuerzas del mal,  modelo del héroe Pop,  capaz de impartir, sin violencia, lo bueno y lo justo para el hombre- son leitmotiv de su obra.
Los trabajos más recientes tienen como protagonista a Spawn,  otro de los personajes-héroe   admirado por el artista como protector de su familia.
Estrategia que mezcla diferentes tiempos, y el preciosismo técnico desplegado visual, convoca al espectador a  acercarse y viajar por los múltiples recorridos que la misma propone y sentir el placer de una mirada muy próxima -la del detalle- y otra, la del conjunto.
 Del Grosso nos narra su historia, la que soñaba cuando idealizaba esas figuras, éstas ya hoy no tan ingenuas ni pacíficas.  Nos señala el propio artista: “Sin matar, Batman era justo. Me pregunto cómo hubiera sido la historia si  estos personajes realmente hubieran existido”.
La  ilusoria  pregunta queda abierta al observador y con ella la  posibilidad de pensar e imaginar otros relatos,  quizás  ¡por fin!  sin ganadores, ni perdedores...
                                                                                                               
 Delia  López Zamora
(Licenciada en Bellas Artes y Prof. Cátedra de Estética I y II en la Escuela de Bellas Artes, Fac. de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario)

Rosario, 2003.




“...cuando la historia la cuentan los que ganan...”

Imaginemos un mundo como el que propone Adrián Del Grosso. Un mundo en el que la historia que se narra fuese otra. Fantasma gris, un engendro, por qué no, de las representaciones aceptadas. Desvío imposible que produce una inversión: aquella que se hace de la Historia (sagrada o pagana) una historieta, de lo único lo múltiple y de las imágenes singulares un intrincado compuesto alegórico.
La inversión de la Historia del Hombre se lleva a cabo en un simulacro que tiene dos momentos. En el primero el protagonista es Batman –superhéroe paradójicamente sin superpoderes- incapaz de realizar algún milagro salvador. En un segundo momento son las Criaturas de la Muerte las que dinamizan con su presencia el espacio y la acción sembrando el caos.
Eliminado lo Sublime de la historia aflora la dureza del metal. Desde el lugar de la ironía podemos ver como ruedan las cabezas y como las armas hieren a sus divinidades incluso. Solamente permanece lo pintoresco de las escenas, el detalle que no cesa en su reproducción. Reproducción sin término, como la historia que cuenta Adrián Del Grosso: copia de copia que es principio de este simulacro.

Lucas Eugenio Marelli
Rosario, 2003






























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